6 de agosto de 2010

Publicidad, terror y ciencia ficción. Un recorrido ameno por el catálogo de Hamaca.

Programa del Mes de HAMACA

Este paseo por el catálogo de Hamaca une la subversión de la publicidad más hedonista con la agitación de la ficción más inquietante. Es un trayecto que relaciona una serie de piezas experimentales que mantienen concordancias formales y aspectos conceptuales similares, bajo parámetros narrativos dispares. La recuperación de formatos cinematográficos, la filmación en celuloide, el blanco y negro contrastado, los sonidos abstractos, la ausencia de diálogos y los ambientes enrarecidos, son algunas de las constantes de unos discursos metafílmicos desasosegados, vinculados a los géneros del terror y la ciencia ficción.



Bio-Dop (1974) Joan Rabascall y Benet Rossell

Joan Rabascall y Benet Rossell recuperan el metraje fílmico de un conjunto de anuncios del fijador de cabello Bio Dop para desmontar sus imágenes y desvelar la ridiculez de un contenido tendencioso. Añadiendo fragmentos fílmicos de diversa procedencia al material original, es como los autores transforman, conscientemente, el mensaje final. Bio-Dop (1974) anticipa, a nivel nacional, la apropiación y el desmontaje -técnica que posteriormente se dará a conocer como found footage-. Lo hace revelando pánico y aversión respecto a los códigos estereotipados de la publicidad.


La Noche (1994) Toni Serra/Abu Ali

Una estrategia parecida es la que utiliza Toni Serra/Abu Ali para distorsionar decenas de clips publicitarios de naturaleza televisiva en La Noche (1994). Introducir estos planos descontextualizados en la continuidad narrativa de un filme de ficción como La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero, es la táctica que utiliza el autor para desfigurar el sentido primigenio de unas imágenes descoloridas. El motivo: acercar el estilo convencional de la publicidad a la cadencia espeluznante del cine de terror de serie B.


La Mansión Acelerada (1998) David Domingo

David Domingo recupera la estética más enigmática del género de terror, para experimentar los claroscuros del celuloide en blanco y negro. Filmada en esplendoroso super 8, La Mansión Acelerada (1998) ejemplifica la sensación de horror que uno puede sentir ante el entorno cotidiano, el extrañamiento ante los objetos domésticos, la fascinación por los poderes telequinésicos o los estímulos por la iconografía homoerótica. Manejando brillantemente la técnica del stop-motion y los loops de la refilmación, el cineasta pone en práctica su notoria capacidad para espantar su figurantes animando lo inanimado.


The Mutant (1994) Clemente Calvo

The Mutant (1994) de Clemente Calvo es una película de ciencia ficción distópica, cuyo argumento resulta enigmáticamente incomprensible. Las experimentaciones visuales de esta filmación en 16mm siguen los rasgos de la absurdidad dadaísta y la desfragmentación surrealista. Juguetes infantiles, muñecos y piezas de ajedrez son los elementos que el personaje protagonista dispone a su alrededor, a lo largo de una narración desoladora que describe un ambiente decadente: el extrarradio de una gran metrópolis como Nueva York, en un futuro cercano.


Happy Birthday In Lucy (1995) Txuspo Poyo

Txuspo Poyo realiza con Happy Birthday In Lucy (1995) una pieza minimalista de ciencia ficción, de resolución invertida. El vídeo parece ser la transmisión vía satélite de las grabaciones a cámara de un astronauta solitario que, perdido en el espacio exterior, trata de felicitar el aniversario de una tal Lucy. La baja definición de las imágenes (entre una webcam y una pixelvisión de Fischer-Price) y la atmósfera opresiva que plantean, provoca desconcierto y pavor por la significación de las mismas.


Veneno Puro (1984) Xavier Villaverde

Con Veneno Puro (1984) Xavier Villaverde crea una pieza de ciencia ficción que elabora, minuciosamente, una narración angustiosa de estética cyberpunk. Entre decorados, luces de neón, vestidos, peinados y maquillajes indudablemente ochenteros, se erige un argumento vampírico que pone a prueba las posibilidades de la imagen electrónica. Las saturaciones lumínicas y las experimentaciones cromáticas del formato videográfico resaltan unas acciones inconexas, sucedidas como un juego de espejos, ciertamente asfixiante. La realidad y la ficción quedan distorsionadas a partir del visionado, por parte de la protagonista, del largometraje King Kong (1933) de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack. El día y la noche se confunden mediante el surrealismo de una pintura discordante como El imperio de las luces (1954) de René Magritte. El acompañamiento de temas musicales del My life in the bush of ghosts (1981) de Brian Eno y David Byrne provocan una atmósfera alucinatoria con aires de pesadilla. La película puede verse como el Arrebato (1980) del vídeoarte, en la medida en que parece la puesta a punto (errónea) de una videoinstalación en circuito cerrado. Auténtico miedo metafílmico.

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