Si hay un nombre reconocido por el hecho de ser el primero en crear películas a partir de imágenes ya filmadas, y utilizarlas con otros propósitos completamente diferentes, éste es el artista norteamericano Joseph Cornell. Es cierto que muchos documentales de las primeras décadas del siglo XX, especialmente filmes realizados por cineastas rusos como Dziga Vertov, ya utilizan metraje de noticiarios no filmados por ellos, para introducirlos en sus nuevos montajes, pero el propósito de Cornell va un paso más allá.
La película fundacional del llamado found footage es Rose Hobart (1939), filme que parte de una copia del largometraje mudo titulado East of Borneo (1931), interpretado por la actriz Rose Hobart. Cornell realiza un montaje de cerca de veinte minutos donde se centra en las apariciones de la actriz, destacando el encanto de su presencia y eliminado cualquier tipo de continuidad causal y espacio-temporal de las acciones sucedidas en el film original. De este modo la narración de la anterior película queda relegada a un plano invisible para decantarse hacia el encanto de la actriz, hacia su espectro fotográfico, en un desarrollo inocuo de escenas que denotan un cierto sinsentido por la inconexión en la sucesión de acontecimientos. Rose Hobart se considera la pieza fundacional del cine de apropiación pero no es la única película de Cornell. Este artista surrealista, reconocido por la realización de cajas de madera adornadas enigmáticamente con objetos de toda índole, realizó una serie de montajes cinematográficos que a menudo hacían uso de las mismas escenas de filmes de ficción encontrados, cruzados entre ellos, para proponer una suerte de collage fílmico donde escenografías pintorescas, películas amateur, documentales de viajes y demás metraje se unían para desvelar otros significados ocultos.
Bruce Conner es el representante más destacado de los años cincuenta y sesenta de este tipo de práctica fílmica. Pero posteriormente, a finales de los años sesenta, toda una corriente de cineastas jóvenes residentes en el estado de Nueva York, y catalogados por P. Adams Sitney como cineastas del Structural Cinema, emprenden la idea de reciclar metraje ya filmado, para firmarlo con su nombre, ya sea realizando cambios sustantivos o dejando el montaje tal cual lo encontraron. Ken Jacobs y Hollis Frampton son algunos de los asiduos a la práctica del found footage. Y algunos de sus filmes resultan ser los más representativos por el hecho de eludir nuevos montajes y mostrarse tal y como han sido encontrados, con un título y unos créditos finales de más.
Works and Days (1965) de Hollis Frampton es un film que el fotógrafo, poeta y cineasta, licenciado en filosofía, decidió firmar dejándolo tal cual lo había encontrado. Un matrimonio mayor realizando las tareas de conrear su huerto, en una filmación meditada de planos estáticos en blanco y negro, y un montaje pausado y transparente, es el film que Frampton deja intacto para declararlo como una obra propia. Y Perfect Film (1986) de Ken Jacobs no es más que el metraje registrado por la televisión sobre las declaraciones de la gente presente en el discurso de Malcom X, y su posterior asesinato. Ken Jacobs se encontró el metraje en un container, años después del suceso, y lo firmó con su nombre sin realizar ninguna manipulación, más allá de un ligero ajuste sincrónico del sonido. Declarar este film como obra propia, sin haber hecho ninguna manipulación de las imágenes, ni del montaje, indica la perspicacia de Jacobs a la hora de demostrar lo que se ha rechazado por un medio de masas, de un acontecimiento tan decisivo para la comunidad afro americana como la de este acto criminal.
Estos dos filmes representan una apropiación que no ha sufrido cambio alguno, pero otras películas como Tom, Tom the Piper’s Son (1969) de Ken Jacobs o Eureka (1974) de Ernie Gehr parten de material encontrado para configurarse mediante una refilmación del celuloide original. Así el panorama filmado desde un tranvía de la ciudad de San Francisco en Eureka queda transformado y alargado por la suma de 8 fotogramas de cada una de las imágenes del film original. Los pocos minutos del metraje quedan transformados en un film de casi una hora donde la filmación queda suspendida en el tiempo. Tom, Tom the Piper’s Son es producto de una refilmación sucesiva de fragmentos reencuadrados de un film mudo con multiplicidad de actores y acciones simultáneas.
Estos últimos filmes, y otros realizados durante la década de los ochenta por realizadores cinematográficos que continúan haciendo películas artísticas en la actualidad (Craig Baldwin, Matthias Müller, Abigail Child, Jürgen Reble, Martin Arnold, Lewis Klahr, Peter Tscherkassky, Gustav Deutsch, Peter Delpeut y un largo etcétera), forman parte de una corriente consolidada en los círculos del cine de vanguardia, que en muchas ocasiones retoman ideas que en su día ya fueron concebidas por Bruce Conner.
El metraje encontrado que utiliza, cruza, yuxtapone y contrasta imágenes filmadas de ámbitos como el documental, la publicidad, los noticiarios, los documentales educacionales y las ficciones, para sugerir otras ideas, es una práctica iniciada con el filme A MOVIE (1959). El hecho de utilizar imágenes y sonidos jugando sucesivamente con la sincronía y la asincronía del metraje original, ya se encuentra en un film como Report (1963-67). La idea de la repetición de una misma secuencia, presentada en un bucle para destacar las reminiscencias, desvelar entresijos y promover nuevas lecturas temporales, ya está presente en Marilyn Times Five (1968-73). Y la ilustración de un tema musical de Ray Charles mediante imágenes frenéticas de los mass media, ya se muestra en Cosmic Ray (1961).
Por éstas y otras características la figura de Bruce Conner se erige como uno de los referentes más evidentes en la realización de películas de found footage, para realizadores posteriores de ámbitos artísticos alejados del cine comercial, pero también para aquellos introducidos en el campo televisivo publicitario de los videoclips, tan presentes en la cultura audiovisual, desde la década de los años ochenta.
(En las imágenes: fotogramas del film A MOVIE de Bruce Conner)