3 de mayo de 2021

Pantalla HAMACA: Arqueología de los medios


Notas
Notas sobre a habitabilidade en A Barca (2019) Cinema Semente


La «arqueología de los medios» puede definirse como una área interdisciplinar enfocada a desentrañar la historia de los procesos de conocimiento que se articulan a través de los medios. Partiendo de los métodos analíticos desarrollados por el teórico francés Michel Foucault en su tratado La arqueología del saber (1969), este concepto teórico engloba las diferentes investigaciones que vehiculan el uso y abuso de los dispositivos tecnológicos. Los condicionantes técnicos, las propuestas estéticas y las estrategias ideológicas que determinan la influencia de los medios en la sociedad son objeto de análisis en una disciplina relativamente reciente que contempla los estudios culturales, la historia del cine y la teoría de la comunicación, entre otras especialidades.

Si nos concentramos en el audiovisual observamos cómo la noción de «arqueología de los medios» es una herramienta útil para cuestionar el abandono sistemático de las herramientas analógicas en favor de las digitales. Ofrece un andamiaje teórico que revela cómo los aparatos condicionan la transmisión de conocimiento, delimitando la exposición de los razonamientos. También sirve para poner en duda la noción de progreso bajo la que se sustenta toda innovación técnica. Revisar las diferentes capas que conforman ciertos desarrollos tecnológicos permite no sólo entender su relevancia en un contexto histórico determinado sino también vislumbrar su vigencia. Señalar sus intereses económicos o percibir sus consecuencias sociológicas son operaciones que evidencian las fundamentaciones epistemológicas que se amagan detrás de todo medio. Comprender cómo el saber se configura alrededor de ellos permite detectar tanto sus mecanismos de seducción como sus carencias.

Cuando el término «obsoleto» se emplea para describir ciertas tecnologías audiovisuales en desuso resulta inevitable acudir a ellas. Es preciso replantear su actualidad. Dentro de las prácticas artísticas esta actitud es un acto de resistencia consecuente que busca comprender globalmente un fenómeno tan complejo como el de la imagen en movimiento. Fomentar un espíritu crítico respecto a la incesante innovación tecnológica proporcionada por el capitalismo contribuye a despertar curiosidad respecto a la utilidad de herramientas pretéritas. Recuperar artilugios de creación audiovisual previos a la consolidación de la era digital es un gesto a contracorriente. Activar las potencialidades que éstas almacenan es una de sus consecuencia lógicas. Aquello considerado por la RAE como "anticuado o inadecuado a las necesidades actuales" incentiva una actitud contraria a la hegemonía de la novedad.

En los ámbitos cinematográficos y videográficos resulta clarificador observar cómo la digitalización acogida por la omnipresencia de los "nuevos medios" conlleva un discurso neoliberal que relega lo analógico al ostracismo. En las prácticas experimentales el hecho de recuperar cámaras, película, cintas y demás artefactos de producción audiovisual antiguos demuestra el deseo por ampliar el conocimiento. No son actitudes nostálgicas relativas a un pasado ni tan siquiera presenciado; son inquietudes personales o iniciativas colectivas relativas a la puesta a punto de metodologías situadas al margen del sistema. Huir de las vicisitudes pautadas por la industria –con sus grandes compañías tecnológicas obcecadas en la mejora de la definición de la imagen y el sonido– induce a indagar un pasado que, al revisitarse, señala nuevos puntos de fuga. Resulta necesario subvertir el relato causal que describe el avance progresivo de los medios audiovisuales para visibilizar otros recorridos; itinerarios cíclicos con fisuras temporales introducidas en su devenir.

En el artículo «Arqueología de los medios: ¿una disciplina viable o un síntoma valioso?» el teórico Thomas Elsaesser especifica que resulta necesario "descubrir varias narraciones de los orígenes de la imagen en movimiento que no están necesariamente relacionadas con la fotografía". También afirma que se debe fomentar "un debate no centrado en esta ruptura que opone lo analógico a lo digital." En los cinco proyectos comentados a continuación ambos soportes conviven de modo inevitable, dando lugar a obras poliédricas que atañen a la ontología de la imagen. Recuperaciones de sonidos analógicos remotos; filmaciones recientes en soporte fotoquímico; un ensayo imaginario sobre la fotografía planteado con imágenes generadas por ordenador, son las decisiones técnicas que pautan la forma y el contenido de las piezas seleccionadas. Algunas de ellas entrelazan posturas documentales con rasgos ficticios. Evidencian el ilusionismo de sus construcciones sin abandonar su valor testimonial.

Oramics: Atlantis Anew (2011) Aura Satz

La compositora inglesa Daphne Oram fue una de las pioneras de la música electrónica. En 1958 co-fundó el taller BBC Radiophonic donde experimentó nuevos métodos de creación sonora cuyos resultados se emitían en la radio. La cineasta Aura Satz se acerca al universo de la creadora musical para hacerle un homenaje a través de su mítica invención Oramics. Preservada por el Science Museum de Londres, esta máquina es un artilugio aparatoso cuyo principio se basa en la interpretación sonora de una serie de dibujos hechos a mano sobre película transparente de 35 mm. Los trazos realizados en la superficie del celuloide quedan amplificados y emitidos como sonidos inauditos sin vínculo con instrumentos musicales. Este invento conecta con la tradición vanguardista de los Optical Sound Films, películas que inscriben manualmente gráficos para generar sonidos sintéticos. Cineastas como Rudolf Pfenninger, Oskar Fishinger, Guy Sherwin y Lis Rhodes han elaborado films bajo parámetros similares: sus sonidos provienen de la célula fotoeléctrica de los proyectores que responde a las formas dibujadas en la banda sonora del celuloide amplificando su señal. Registrando en vídeo el funcionamiento actual de la maquinaria; grabando las ondas sonoras que produce e introduciendo la voz de la propia Oram –que relata sus concepciones escritas en el libro An Individual Note of Music, Sound and Electronics (1971)– es como Satz configura esta pieza digital. A día de hoy la realizadora de origen barcelonés continúa creando vídeos monocanales e instalaciones sonoras que reivindican las trayectorias de compositoras musicales escasamente estudiadas. Delia Derbyshire, Laurie Spiegel, Pauline Oliveiros, Eliane Radigue, Maryanne Amacher y Beatriz Ferreyra son algunas de ellas.

La humana perfecta (2017) La Rara Troup

El origen de La humana perfecta es la banda sonora del cortometraje El humano perfecto (Jørgen Leth, 1967). Este film danés es un estudio antropológico que muestra un cúmulo de situaciones, gestos y acciones cotidianas del ser humano, descritas minuciosamente a través de una voz en off masculina no exenta de sarcasmo. La pieza, filmada en riguroso blanco y negro, adquiere popularidad posteriormente gracias al director Lars Von Trier que decide hacer un remake junto al propio Leth: el largometraje titulado Las cinco condiciones (2003). La Rara Troup recupera íntegramente el sonido original de la filmación para replantear toda su representación. Atendiendo las constricciones argumentadas por la voz, el colectivo reconstruye cada uno de los planos de la película siguiendo su secuencia y respetando su duración. El grupo escenifica cada una de las situaciones del film, cambiando por completo su fundamentación. Si en El humano perfecto hay un actor principal y una actriz secundaria –que ilustran cierta relación heterosexual asentada en la masculinidad–, en La humana perfecta la pareja da paso a la comunidad y su diversidad. Once personas adultas aparecen a lo largo de un vídeo que huye de la individualidad juvenil del anterior para acoger la pluralidad. La estética moderna y publicitaria de la primera se recupera bajo un prisma hiperrealista que enfatiza la fuerza de los rostros. La humana perfecta es uno de los numerosos resultados audiovisuales originados por el colectivo mediante la puesta en común de ideas, procesos y metodologías de aprendizaje colaborativos anclados en conceptos como la salud mental y la diversidad afectivo-sexual. Reciclando una pista de audio registrada en la década de los sesenta, este grupo "extraño" concreta una operación artística que descontextualiza la voz para introducir perspectivas antropológicas de necesaria actualidad.
 
Notas sobre a habitabilidade en A Barca (2019) Cinema Semente

El soporte de 16 mm es una opción que en estos últimos años ha adquirido protagonismo gracias a la red de laboratorios independientes y a las inquietudes fílmicas de artistas fascinados por la materialidad de las imágenes. El interés en mostrar la idiosincrasia de los formatos fotoquímicos por parte de centros de arte y festivales de cine también ha auspiciado esta recuperación. Cinema Semente es un colectivo de jóvenes cineastas que operan en el ámbito gallego bajo una perspectiva política y comunitaria centrada en el entorno rural. Alfredo Ruiz, Andrés Fernández, Pablo Paloma, Paloma Hernández y Patxi Burillo, son las personas que hay detrás de un proyecto originado tras la primera promoción de la Elías Querejeta Zine Eskola. Su fundación se debe a una voluntad por "entender las tradiciones, filmar desde la escucha y empoderar al sujeto filmado partiendo del reconocimiento del valor cultural y humano que este alberga". Notas sobre a habitabilidade en A Barca recoge "cosas vistas y oídas" en esta población del sur de Galicia a lo largo de los días de verano de 2019. Captura tanto la vitalidad del entorno como el anhelo por filmarlo vívidamente. Los dieciséis minutos de duración presentan rasgos propios del documental heterodoxo –una aproximación a la representación de la realidad ejercida desde la inmediatez, sin retórica ni escenificación–, el cine lírico –un acercamiento libre que se asombra ante la naturaleza de la comarca y sus habitantes– y el componente metafílmico –unos planos que revelan cuestiones relativas al medio, como la visita a una sala cinematográfica. Sin dejar de lado la reflexión espontánea sobre el proceso de creación, Cinema Semente celebra la existencia del celuloide optando por un retrato intergeneracional donde lo hipster abraza la tercera edad. Revela situaciones vitales de un entorno agreste de modo inspirador.


Un encanteri (2014) de Lluís de Sola

Filmar con la cámara Bolex y revelar el material fílmico es el principal procedimiento que utiliza el cineasta catalán Lluís de Sola para realizar sus piezas más personales. Este experimentado director de películas de ficción, programas televisivos del ámbito cultural y grabaciones de directos musicales, opta por el material fotoquímico en negativo blanco y negro para desarrollar sus piezas más artísticas. Un encanteri recoge parte del tono poético y contemplativo expuesto previamente en el largometraje El pas del riu (2013). Lo hace incorporando un argumento imaginario de corte auto-reflexivo que le permite conjugar unos materiales filmados y revelados en un entorno particular. La población francesa de Cerbère –situada junto a Portbou– es el escenario de una ficción misteriosa cuyos tintes procesuales devienen "una anécdota con categoría de mito". El uso del agua del mar para el último paso del proceso de revelado es un elemento clave de una historia relatada por los susurros de una voz en off femenina. Entrelazando la documentación de la región con la elucubración verbal es como emerge el encantamiento, tanto del lugar como de la película en sí. El Hôtel Belvédère du Rayon Vert fue el centro de operaciones de una residencia artística en la que Lluís de Sola convirtió el baño en un laboratorio fotoquímico. También creó grabaciones de audio cuya textura entrelaza tecnologías analógicas con las digitales, reproductores de vinilo y registros acústicos ensamblados mediante el código binario.
 
The Sasha (2019) María Molina Peiro

Una fotografía familiar en color. Un retrato de grupo formado por un matrimonio y sus dos hijos. Él es el astronauta Charles Duke que en 1972 viaja a la Luna dentro del proyecto Apollo XVI. Entre sus tareas encomendadas está la de realizar fotografías a alta resolución de la superficie del único satélite del planeta Tierra. Por iniciativa propia decide llevarse una copia fotográfica envuelta en papel de celofán, con la intención de depositarla sobre la esfera lunar. Este hecho es el punto de partida de un ambicioso proyecto audiovisual cuya introducción explica el significado del título: "en las creencias tradicionales de algunas sociedades de África Central, hay un estado ontológico entre los vivos y los muertos. En este espacio y tiempo habitan una clase de espíritus llamados The Sasha". Imágenes de archivo televisivas, simulaciones ficticias de sucesos verídicos y gráficos digitales generados por ordenador son los materiales de los que se sirve Molina Peiró para confeccionar un cortometraje especulativo situado entre la ciencia ficción y el reportaje divulgativo. The Sasha medita sobre la verosimilitud de la fotografía y los materiales documentales, conjeturando eventos enmarcados en la carrera espacial mientras evidencia la dominación visual auspiciada por el ciberespacio. En este ensayo el sesgo derivado de las relaciones espacio-temporales sucedidas entre unos hechos del pasado y un relato enunciado en presente contribuye a pensar el futuro de las imágenes. Apostar por la arqueología de los medios es una declaración de principios: denuncia el olvido, reclama la necesidad de preservar el pasado y rehabilitarlo bajo nuevos prismas cognitivos. Según el teórico alemán Siegfried Zielinski la media archaeology promueve "excavar caminos secretos en la historia, que podrían ayudarnos a encontrar nuestro camino hacia el futuro".