4 de marzo de 2009

Reciclar objetos, desmontar imágenes – Bruce Conner y Robert Rauschenberg

Publicado en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia.

En 1961 William C. Seitz comisarió una exposición para el MoMA de Nueva York titulada The Art of Assemblage. Ahí se exhibieron obras de artistas europeos y norteamericanos que partiendo de los presupuestos del collage cubista recuperaban deshechos de la sociedad occidental, proponiendo nuevas combinaciones plásticas de formas escultóricas. Se acotaba así una práctica artística que desarrollaba un fructífero diálogo mediante objetos ensamblados, deliberadamente descontextualizados. Lo hacía partiendo de algunas de las innovaciones más radicales de las primeras vanguardias artísticas: los papier collé de Georges Braque, los readymades de Marcel Duchamp o las construcciones Merz de Kurt Schwitters. En 1953 el artista francés Jean Dubuffet había acuñado el término assemblage para describir sus piezas, pero la nueva etiqueta no quedaría plenamente consolidada hasta la llegada de las aportaciones estadounidenses de finales de los años cincuenta. La notoriedad de la obra de Bruce Conner y Robert Rauschenberg representada en la muestra neoyorquina favorece esta percepción.

El primer cruce en la trayectoria de los dos artistas demuestra las conexiones entre sus respectivos procedimientos creativos. Las combine paintings de Robert Rauschenberg no difieren metodológicamente respecto a los nylon-shrouded assemblages de Bruce Conner. El primero realiza pinturas que rompen la bidimensionalidad de la tela añadiendo fragmentos de objetos en desuso y animales disecados. El segundo se decanta por figuraciones esculturales hechas de acumulaciones residuales, convenientemente envueltas en medias de nylon. Reciclar objetos para desvelar nuevas formulaciones estéticas, de inusitadas consideraciones semánticas, es la finalidad última de los dos creadores. El contenido crítico respecto a los mecanismos de la sociedad capitalista quedan sugeridos bajo superficies visuales diferenciadas. El lirismo frívolo de Rauschenberg –precursor de Andy Warhol– contrasta con el carácter siniestramente decadente de Conner –artífice del funk art junto a Edward Kienholz y Wallace Berman–. Las resoluciones vistosas de la escena artística de Nueva York quedan así distinguidas de las tendencias feístas y desagradables de San Francisco.






Con la llegada de los años sesenta la búsqueda conceptual de cada uno se manifiesta en medios diferentes. Robert Rauschenberg experimenta con las posibilidades técnicas de la serigrafía y el fotomontaje, realizando pinturas que anuncian la iconografía del Pop Art sin renunciar a los brochazos matéricos del Expresionismo Abstracto. Corta y pega retazos de los medios de comunicación de masas para aislarlos y estructurarlos arbitrariamente; celebrando así la saturación visual contemporánea. Si Rauschenberg utiliza fotografías de revistas y periódicos para serigrafiarlos, Bruce Conner se sirve de planos cinematográficos para desmontarlos. En 1959 realiza la película A MOVIE. Influenciado por el uso fílmico del artista surrealista Joseph Cornell y por ciertos recursos narrativos del cine comercial –la conocida secuencia bélica de Sopa de Ganso (1933) de los hermanos Marx– erige un monumento al found footage. A MOVIE es un trabajo de recuperación, apropiación y montaje de material fílmico encontrado que traza una línea narrativa delirante, mediante fragmentos heterogéneos, debidamente colocados. El carácter lúdico de su práctica contiene un discurso crítico con los mass media, que en la película REPORT (1963-67) y en la instalación Television Assassination (1963-95) queda plenamente asentado. Esta re-elaboración analítica de la cobertura televisiva del asesinato de John Fitzerald Kennedy se equipara a la pintura Retroactive I (1964) de Rauschenberg, en la que una imagen de JFK queda parodiada. Los dos capturan la esencia del primer espectáculo televisivo (sucedido en Dallas en noviembre de 1963), representando un arte directamente relacionado con el contexto de la época. Conner recicla el flujo electrónico de la televisión, los archivos documentales y la fábrica de sueños que es Hollywood para readaptarlos hacia presupuestos anti-establishment. La crítica de Rauschenberg es menos incisiva; más bien resulta ser un elogio a la superproducción de imágenes, una ovación a sus posibles transformaciones y sus nuevas relaciones significantes.

Bruce Conner se encamina hacia el cine experimental de found footage y posteriormente hacia el videoclip, sin abandonar la fotografía ni el collage. Robert Rauschenberg se especializa en la técnica de la serigrafía sin renunciar al arte multimedia –el experimento tecnológico expansivo que es Open Score (1966), uno de los 9 Evenings: Theatre & Engineering–. Sus similitudes prácticas, multidisciplinares y conceptuales son más que evidentes. El hecho de que hayan fallecido el mismo año es sólo fruto de la casualidad. El 12 de mayo de 2008 desaparecía Robert Rauschenberg. El 7 de julio lo hacía Bruce Conner. Dos de los artistas norteamericanos más representativos del arte de la segunda mitad del siglo XX decían adiós en un intervalo de dos meses. Era el final de dos trayectorias paralelas que analizaban visualmente el presente, produciendo un arte decisivo y subversivo hecho de reciclajes y desmontajes. Culminaban dos carreras que convergían en un punto realmente relevante: el de manifestarse artísticamente en contra de la uniformidad cultural, sirviéndose de sus mismos parámetros.





(En las imágenes: "Monogram" (1955-59) de Robert Rauschenberg, "Homeage to Mae West" (1962) de Bruce Conner, "Retroactive I" (1964) de Rauschenberg y "Television Assassination" (1963-95) de Conner)

5 comentarios:

  1. Anónimo8:36 p. m.

    el cine es desechable o no es

    ResponderEliminar
  2. Anónimo9:15 p. m.

    Hola Tito. No sé si todo esto es demasiado experimental para mí. Yo me quedé en Sopa de Ganso... pero es que soy una antigua.

    Lo más experimental (quizás directamente freakie) que he visto en mi vida es Mars Attacks y Pesadilla antes de Navidad. Con la primera hasta me reí. Con la segunda salí más bien cabreadísima.

    Felicidades por el artículo.
    Tu prima Margarita.

    ResponderEliminar
  3. Me pregunto si ahora, después de muerto, Bruce Conner será incorporado al Mainstream del mundo del arte.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo10:28 a. m.

    La muerte es imprescindible

    ResponderEliminar
  5. Hay cine después de la muerte ?

    ResponderEliminar